PASAPALABRA VS COMPOST EN #300PALABRAS
Leo en la prensa que el Tribunal Supremo ha obligado a suspender la emisión del programa televisivo “Pasapalabra” por un complejo, como casi todos, barullo legal sobre derechos de emisión y propiedad intelectual. El grupo Mediaset, ante esta realidad condenatoria, no ha querido seguir con la afrenta y ha decidido que el de ayer fuera la última emisión de un total de 5.188 programas a lo largo de 19 años. (Si se restan estos años a los de su edad les advierto que no les va a gustar). Pero lo que es ya de por sí triste, en un acto de poética de Bukowski, se ha transformado en algo infame, aunque previsible. El hueco dejado en la parrilla (que ya podría arder en el infierno) ha sido inmediatamente fagocitado por el aquelarre de aftas que conforman el carcinoma de “Sálvame”.
Un miércoles cualquiera en Telecirco:
- 16-17: Sálvame limón.
- 17-20: Sálvame naranja.
- 20-21:10: Sálvame Banana. (¡Albricias!, novedad).
- 22-23:15: Gran hermano.
- 01-2:50: Gran hermano.
Aquí lo tienen: 9 horitas de bochorno envueltas en papel de regalo para unos espectadores entregados que engordan las cifras de audiencia de unas hienas que siguen corrompiendo los cuerpos en descomposición. Y como en la naturaleza misma, cuando crees que todo ya ha sido mancillado, ¡sorpresa!, hacen su aparición las aves carroñeras para apurar las últimas fétidas migajas. Aunque, pensándolo bien, esto no acaba aquí. Siempre queda el canibalismo.
Cada vez que las luces de un espacio divulgativo funden a negro un adolescente hace balance, entre esfuerzo académico y dinero rápido, poniendo a disposición del mejor postor su cuerpo (y su alma). Con la mejor oferta debajo del brazo se coloca el bozal y las orejas de burro para saltar a la arena de los entresijos y gallinejas.
Compostando se vive mejor.